miércoles, 24 de agosto de 2011

Ego yo mi me conmigo.

Estoy cansada ya de todo. De los egoísmos. Cansada de vagar por un mundo en el que el único interés que persigue a la gente es el amor propio, el exprimir el máximo jugo de sus actos haciéndolos concordar con su más bajo instintos, el egoísmo.

Harta de tener que volver a empezar cada vez que lo hacen, de olvidar y volver a encontrarlo. Toda la vida así. Yo ya sé que no soy diferente a vosotros, que también busco el beneficio para mí, pero no; yo no ahogo los tuyos por colmar los míos. Yo no entorpezco tu gloria por conseguir la mía. Yo no saturo a los demás por conveniencia. Cansada de esperar, de esperar y de esperar pensando que quizás, algún día, dejéis de pensar en vosotros mismos para daros cuenta que hay otros que también están aquí y que, segura estoy, que si los pudierais tratar sin egoísmo… os recompensaría la fidelidad de sus ojos, haciéndote confiar todo lo que posees en él.

¿Cuánta gente se ha dado cuenta de esto? Pues parece ser que todos los saben, que todos lo critican y que pocos los inhiben. Aunque ellos lo sepan, que no está bien pisar a los demás para conseguir cualquier cosa… pero aun así, no se dan cuenta de que ellos también son iguales. Que son incluso capaces de vender su alma por conseguir su objetivo. Llegan a utilizar todo tipo de instrumentos para saciar su egoísmo como victimismo, cinismo, falsedad…

Hasta aquí, hasta aquí llega. No es verdad que vaya a poder seguir mi ruta sin tener que pararme porque la rabia me atrape los pies con el suelo, pero sin embargo haré caso omiso de sus intereses, sólo los trataré con el mismo desprecio que ellos a mí, con lo que se merecen.

Ego, ego, ego.

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