sábado, 24 de julio de 2010

Svegliarsi la mattina.

Te levantas y las emociones comienzan.
Te miras al espejo y sonríes; esto es nuevo, hoy te ves bien... positiva, con alegría. Comienzas a odiar el espejo. Mentiroso, tantas veces te engañó y te hizo mostras un reflejo que no eras tú, solo tus fantasmas. Pero ahora... todos vencidos, olvidados... borrados. Le echas una mirada fulminante a ese enemigo material por haberte querido mostrar la peor parte de tí en aquellos días cuando te mirabas y deseabas no encontrar una persona allí, mirandote fijamente delante de tí. Cuando esperabas encontrar aire o vacío y él te devolvía tu imagen, sí, esa eras tú. Inimaginable, todo lo que cambiaste. Pero ahora, ahora... la misma, la de siempre. Volviste, tú.

Después te dispones a desayunar y mientras viertes la leche sobre un vaso piensas... ¿Pensar? Si no habias dejado de hacerlo! Piensas y reflexionas, te ries de los sueños que has tenido esa noche y los pones en orden mientras te sientas en el sofá para reconocer al mundo, al tuyo, en noticias asesinas con las que te despiertas cada día. Pero a tí te da igual, solo quieres alejarte del pasado, ser tú... única. ¿Qué mas dá que pase fuera?. Apagas la tele y te diriges hacia tu armario.

Buscando algo... la ropa desordenada, como tu futuro. Cuantas veces dijiste "mañana organizo el armario, mamá" pero sin embargo sigue así, desmoronandose... que casualidad, como tus recuerdos. Dejemos mejor lo desordenado así, sin tocarlo.

Tras vestirte y malhumorarte porque llegas tarde, como siempre, diriges tu vida hacia un camino. Pero cuanta gente hay dentro de él! Sí, demasiada... más de la que tu desearias, pero están ahí que es lo importante. Coges las llaves, echas a correr por la casa buscando el móvil. No encuentras nada, siempre igual. ¿Nunca cambiarás? Pero tienes fé, lo encontrarás... al igual que encontraste la felicidad y mira que la habías escondido concienciadamente. Lo encuentras y sonries, llamadas perdidas. ¿Suyas?. Otra casualidad... has encontrado el movil y con aquello, la felicidad. Sonries más todavia... ¿Más?

Bajando las escaleras corriendo, te caes.. como siempre. Nada de eso ha cambiado. Te levantas y pones todo en orden. De nuevo. No importa, nadie te ha visto en aquel estado. Y sobre todo, te percatas que no has necesitado ayuda para salir de él... al contrario que cuando caes y necesitas apresuradamente aquella caricia que te hace revivir.

Has llegado a la puerta, él está ahí... esperandote. Te mira y sonríe. Tu también sonries. ¿Más todavia? ...entonces el tiempo se para y vuelve a comenzar otro día, un día nuevo. Días gratos... plenos, que comienzan en aquel segundo de aquel minuto en que sientes su presencia.
Día nuevo, día recién amanecido.

sábado, 17 de julio de 2010

Sin pretensiones.

Nueva vida; sonries y divisas el futuro. Sí... te gusta lo que ves. Tras de tí incontables palabras, versos, escenas e historias. Sabes de mucho y entiendes de poco. Te alertas, debes estar despierto para saber reaccionar ante tales adversidades que te contaron.

En aquellos libros en lo que encuentras historias, recuerdos en fascículos de aquella infancia... cuando no estabas obligado a tomar decisiones y cuando, simplemente con una muñeca.. eras capaz de construir tu mundo. De llenarlo de tu más profundas intimidades y decorarlo, a tu manera, sin contar con nadie.. ni contigo mismo aveces.
Con lo bonito que era quedarse las tardes de invierno lluviosas en el sofá viendo películas de Disney... que hacían soñar. Y, luego, imaginabas ser el protagonista y que sobre tí rodeara todo ese cúmulo de destellos y ensoñaciones. ¿Porqué? Porque el embeleso mas grande es adentrarse en uno mismo, en su vida... en su mente.

Planeas el tiempo en que distribuirás para cada cosa que te queda hacer hoy pero, ¿para cuando volver a adentrarte en tu película? Mientras que, con cara de entusiasmo, provocas aquellas situaciones que te indican a relacionar escenas que inviertes en tu futuro. Vale, aceptemoslo... tenemos una vida cíclica, considerada... perspicaz y prevista... sin peliculas ni cuentos.
Quizás sea conveniente escaparnos de esa vida tan rudimentaria, aburrida y semejante a la de todos para quedarnos sentaditos en el rincón de tu salón... esperando a que alguien entre para sorprenderle y dedicarle nuestra nunca perdida niñez.

miércoles, 7 de julio de 2010

Más miel...

Aquí estoy, yo. Contigo... protegida, por tí.
Muchas noches oscuras, llantos, sombras, decepciones, vértigo... ¿para qué? Anhelo aquel tiempo en el que todo era estable, pleno; aquel tiempo en el que podías sentirte llena con un abrazo o solo una mirada. Pero eso ya no está. Ahora te esperan otras sonrisas, otros brazos... otros besos. Nuevas ilusiones con sueños. Más miel... miel dulce.

Ahora puedes sentirte satisfecha con una simple frase... con una sencilla muestra de cariño, te complace, te hace vivia... te ha resucitado. Sí, reconocelo... has podido gracias a esa ayuda. Se lo debes, le debes sonreir por todo lo que te ha ayudado para salir del agujero... esa voz por el teléfono, esa sonrisa que le sale cuando te mira... ánimos para seguir. Seguir juntos.
¿Habla de caminos? de caminos unidos... sin piedras, y si las hay... él te cogerá en brazos para que no tropiezes. También si él cae... estaras tu para curarle las heridas de la caída ya que tu poca fuerza no te permite levantarlo para que no tropieze.

En realidad... aveces piensas que tantas noches vacías tuvieron un sentido... que con el tiempo se esta cumpliendo y te recompensa. Ahora sonríes, divisas un nuevo futuro... un futuro claro donde se acaban los miedos y vértigos, donde no hay nada que llorar. Siempre miel... tuya y mía. Nuestra miel.